lunes, marzo 19, 2007

¿Dónde estás Mino?


Pues me va de mal en peor, ahora sucede que se perdió mi gato, mejor dicho: se lo robaron. Desde hace días sueño que vuelve y yo le preguntó si tiene otra familia pero él me mira como siempre, con esa carita como diciendo "¿Por qué no tienes hijos?, ya me hartaste" (y que yo interpreto como el estado de ánimo de una inteligencia superior). Mi sueño varía, a veces él me responde, pero cuando despierto nunca recuerdo lo que me dijo, y luego estoy todo el día pensando en eso y no puedo leer ni hacer nada más, el fin de semana debía ser interesante pero cancelé todo, irremediablemente me alejo más aún de los nuevos pseudoamigos.
En este submundo en el que me encuentro es común la desaparición de mascotas, especialmente gatos. Sea porque se dice que los comen, o porque les dan veneno, el hecho es que desde hace una semana vengo escuchando que muchos gatos se han perdido por mi cuadra, y otros han aparecido muertos en techos ajenos. Hasta entonces no me había fijado en que cada casa de mi cuadra tiene por lo menos un gato, así que eso confirma que no soy la única persona solitaria-comeniños-neurótica-autorefugiada en el amor a los gatos.
Se me fue la única razón que tenía para llegar temprano a casa, su comidita especialmente recomendada por el veterinario (o sea: carísima) sigue en su plato, su juguete ya lo destrozó mi perro (a ver ¿por qué mejor no se roban al perro?), ya no hay pelos de gato por toda mi cama, ya no tengo alergias, y ya no tengo con quien hablar sin hipocresía. Ya no quiero volver a tener jamás una mascota, ahora espero fríamente que pasen los 3 años que le quedan al perro y se acabó.
Así como no se debe confiar en nadie, igualmente no debemos permitirnos el amar algo diferente de uno mismo.

No hay comentarios.: