sábado, junio 27, 2009

Un día muy oscuro


Problemas mundanos me impiden seguir sufriendo mis dramas personales, creo que eso es lo que hace que la gente continúe con sus vidas sin gracia. Alguién que te pide ayuda, problemas laborales o familiares, cosas como esas te sacan de la abstracción del dolor de existir y te encaminan a la loable labor de sacrificarte por otros.

Recuerdo que Henry Miller, en uno de los Trópicos, decía que ayudaba a otros porque sí, y gran parte de su actividad fuera del sexo era prestarse dinero para regalarlo a cualquier imbécil.

Hoy recibí una terrible noticia, un desastre familiar que requiere de la comprensión y apoyo (económico sobretodo) a un miembro del clan. Y para mí, que no tuve responsabilidad alguna en eso, significa sacrificar mi levedad laboral y optar por algo seguro que permita aportar considerablemente a este proyecto de rescate.

Es decir, de estar delicadamente decidiendo qué mierda hacer para sobrevivir por mi cuenta en los 60 o más años que me quedan y no suicidarme antes, ahora debo optar sólo entre aquellas huevadas útiles que probablemente me sequen el corazón.

Esa es la vida la mayor parte del tiempo, tristeza. Raramente, no dejo de pensar en que odio más que nunca esa "oda al día feliz", tal vez porque en otros tiempos me devolvía la esperanza.

1 comentario:

andrés dijo...

Es que la felicidad no existe... por lo menos no ha aparecido

saludos