miércoles, abril 25, 2007

Boletos de Fe

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Ahora que tengo mucho tiempo libre, gracias a mi autoinfligida vagabundez, me ando fijando en todo. Ya parezco mujer renacida a la luz, mirando cada flor y piedra en el camino. Así, ayer, volviendo a casa luego de mi martirio diario, una coincidencia me hizo pensar. Era esa clase de coincidencias que a la gente común le hace creer en Dios o en la suerte.
Doblada en tres en la combi, pensando en lo absurdo que es ir a la universidad y estudiar, miré el boleto que me había dado el criminal cobrador a tanta insistencia -luego de que le recitara mis derechos como usuaria del servicio de transporte-. Este peculiar boleto contenía un mensaje, muy huevo, pero muy adecuado al momento: "El pesimismo es un asunto de la inteligencia; el optimismo, de la voluntad". Fue como que me dijeran: ya, tienes razón, pero levántate y déjate de pavadas.

lunes, abril 16, 2007

The Beatles, increíbles vendedores.


Todo anda muy mal: la universidad, el trabajo, la autoestima, y demás vanalidades. Pero, escucho "Real Love" y ya soy feliz, como oveja, camino al matadero, voy casi brincando, creyendo en el amor y en la vida: en todo.
Pienso que los Beatles pudieron ser grandes vendedores de productos como super aspiradoras, cremas reductoras, máquinas de ejercicios y todo lo demás que se vende en infomerciales de TV, puesto que ellos podrían venderlo todo, incluso aquello que no sirve como dichos productos, o aquello que no existe como las muy elaboradas ideas del "amor ideal", el "amor eterno" y el "esperar al verdadero amor". Así, en unos pocos segundos me encuentro admitiendo vergonzosamente que, es cierto: "no need to be alone", les creo todo.
No hay nada que hacer, ahora suena "Martha, my dear" y no más, corten la yugular sin temor. Engáñenme, hoy lo permito.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

martes, marzo 27, 2007

Celebrando en el Presbítero


Como para celebrar el inicio del año académico, llena de grandes expectativas y determinaciones, me encaminé hacia el cementerio, adonde no iba desde hace mucho.
La última vez ahí, una botella de vino fue suficiente para que mi amiga y yo termináramos tiradas sobre las criptas discutiendo nuestros arreglos post mortem. Una moneda lanzada tres veces decidió 3-0, sin dejar lugar a dudas, que ella moriría primero.
Hoy, en cambio, no hubo alcohol, y el insoportable calor nos obligó a andar de sombra en sombra, aún así le presentamos nuestros respetos a nuestra favorita, María Zapana, quien siempre nos ha cautivado con las bellas palabras de su lápida. Yo también quiero que cuando muera, todos queden sin resignación ante mi partida y que muchos corazones se rompan en mi ausencia.
Este post de muerte me recuerda que la semana pasada me llamó Guillermo -amigo del colegio- para decirme, completamente horrorizado, que Luchito underground -otro amigo del colegio- había intentado suicidarse con pastillas, y lo habría logrado si su madre no entraba a su cuarto a buscar al gato.
No me gusta nada la idea del suicidio, por cierto, quizás porque le tengo miedo al dolor, lamento lo de Lucho, pero no tampoco seré una más alrededor de la cama diciéndole que vale la pena vivir.

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

lunes, marzo 19, 2007

¿Dónde estás Mino?


Pues me va de mal en peor, ahora sucede que se perdió mi gato, mejor dicho: se lo robaron. Desde hace días sueño que vuelve y yo le preguntó si tiene otra familia pero él me mira como siempre, con esa carita como diciendo "¿Por qué no tienes hijos?, ya me hartaste" (y que yo interpreto como el estado de ánimo de una inteligencia superior). Mi sueño varía, a veces él me responde, pero cuando despierto nunca recuerdo lo que me dijo, y luego estoy todo el día pensando en eso y no puedo leer ni hacer nada más, el fin de semana debía ser interesante pero cancelé todo, irremediablemente me alejo más aún de los nuevos pseudoamigos.
En este submundo en el que me encuentro es común la desaparición de mascotas, especialmente gatos. Sea porque se dice que los comen, o porque les dan veneno, el hecho es que desde hace una semana vengo escuchando que muchos gatos se han perdido por mi cuadra, y otros han aparecido muertos en techos ajenos. Hasta entonces no me había fijado en que cada casa de mi cuadra tiene por lo menos un gato, así que eso confirma que no soy la única persona solitaria-comeniños-neurótica-autorefugiada en el amor a los gatos.
Se me fue la única razón que tenía para llegar temprano a casa, su comidita especialmente recomendada por el veterinario (o sea: carísima) sigue en su plato, su juguete ya lo destrozó mi perro (a ver ¿por qué mejor no se roban al perro?), ya no hay pelos de gato por toda mi cama, ya no tengo alergias, y ya no tengo con quien hablar sin hipocresía. Ya no quiero volver a tener jamás una mascota, ahora espero fríamente que pasen los 3 años que le quedan al perro y se acabó.
Así como no se debe confiar en nadie, igualmente no debemos permitirnos el amar algo diferente de uno mismo.

domingo, octubre 22, 2006

Estoy que me muero


El infeliz no me llama luego de que le soltara todo, lo cual me lleva a confirmar una vez más que la honestidad no es un atributo muy bueno que digamos. Sucede que le dije a mi súper amigo: "Ya no me gustas, te ves horrible, pareces un mamífero marino".
Siempre nos tratamos con rudeza, porque pensamos que si nosotros no nos encaramos el ridículo que hacemos, los demás no lo harán, sino que se reirán. Y la idea es no hacer paltas, así que se han convertidos en códigos las clásicas frases: "¡estás ebria!!!! ¡ya deja de tomar!", "tomas muy rápido, ¿acaso quieres agarrar?", "ella no te quiere sino que le gusta tu auto", soltados a gritos o frente a otros amigos, son como baños de agua fría que nos sacan del sopor producido por el alcohol, la vanidad, o el amor.
Pero quizás, sólo quizás, esta vez fui demasiado lejos. No sólo le dije gordo al chico, sino que lo comparé con un manatí. Me miró avergonzado y sin decir más secó el vaso y se fue, tirando cincuenta soles en la mesa.
Pero es que no aguantaba más, no entiendo por qué los hombres lindos se descuidan tanto. Lo que le pasa a mi pata es que ha caído en una depresión galopante, de la cual creo ser yo el origen, y se ha empeñado en aprender a cocinar -aunque no entiendo cómo semejante determinación puede solucionar cualquier problema- y pues una cosa lleva a la otra, y por ello ahora ya no se ve nada agradable.
Pensaba salir corriendo a recuperar al último amigo que me quedaba, pero había gente interesante en el bar y no quise parecer mujer abandonada así que seguí tomando hasta acabar el pisco y ya luego me fui.
Caminando por callesitas demasiado peligrosas del centro, me di cuenta que me faltaba mi guachimán, el hombre con el que recorrí Lima a las tres de la madrugada tomando fotos a los mendigos dormidos en las veredas, a las prostitutas y rateros.
Ya pasó una semana y lo extraño. Creo que no me volverá a hablar nunca más.

sábado, septiembre 30, 2006

LOS ODIO

Photo Sharing and Video Hosting at Photobucket

Un ex-amigo me manda fotos de su última borrachera. En ellas aparecen él y una ex-amiga, super ebrios y felices, exprimiendo la última gota de chela que queda en la botella y yo pienso que... LOS ODIO!!!!!!!!!!!
¿Por qué me olvidaron?
Es sumamente cruel que el mundo siga girando aunque uno se haya estacionado en el dolor. Quisiera que sus vidas no continuaran tan fácilmente, que tuvieran problemas y angustias como yo, pero a la gente que me rodea casi siempre le va bien.
Quizás por eso me olvidaron y se alejaron. Cioran escribió algo preciso al respecto, eso de que a las personas no les gusta soportar la tristeza de los demás ("Se está civilizado en la medida en que uno no proclama su lepra,... Nadie tiene el derecho de doblegarse bajo el peso de sus horas. Todo hombre recela una posibilidad de apocalipsis, pero todo hombre se constriñe a nivelar sus propios abismos". En: Breviario de Podredumbre.). Mi tristeza crónica debió alejarlos.
Hoy es "sábado por la noche" y estoy frente a la computadora escribiendo un ensayo aburridísimo para la universidad. Al menos soy consciente de que mi vida no es vida, y de que el tiempo se me va en un trabajo que no aprecio y estudiando una carrera difícil; y detesto el hecho de que mi felicidad se postergue al futuro, así como el tener mi propio depa, un humilde Toyota Célica y, mínimo, un gato. Pero cuando dejo de divagar y me estrello contra la tierra, reconozco que lo más probable es que mi situación mejore sólo en el futuro (si es que alguna vez mejora).
Dicen que hay que disfrutar el camino; mis ex-amigos lo disfrutan y ya no me llaman para salir luego de que un par de veces me arrepentí a última hora. La gente que consideramos nuestros amigos deberían insistir más con nosotros. Nosotros, los difíciles.